Soy Noemí Matheu, aunque muchas personas, y sobre todo mamis, me conocen como Mimi y de ahí nació Mimi-tos. Soy madre de dos niños, de 6 y 4 años.
La maternidad, cómo le pasa a casi todas, cambio mi vida y mis prioridades. Me ayudó a descubrir un mundo nuevo y una nueva vocación.
Todo comenzó durante el primer embarazo. Una compañera me recomendó dos libros increíbles: Bésame Mucho y Un Regalo Para Toda La Vida del Dr. Carlos González.
El primero me resulto muy llamativo porque me ayudó a darme cuenta de que no tenía sentido negarle a mi bebé todo el contacto y apego que necesitase por hacer caso de esa frase que tanto había escuchado: «no le acostumbres a los brazos«, o por hacer caso a todos esos que se atreven a opinar sobre lo que debes hacer y lo que no: «Los opinólogos«. Ese libro, también me ayudó a darme cuenta de que no tenía sentido negarme a mí misma algo que yo misma iba a necesitar: estar junto a mi bebé en cada instante de su vida, cogerle siempre que él o yo lo necesitáramos y por supuesto, dormir a su lado. Creo que no hay nada más rico que dormir oyendo su respiración, sintiendo su calorcito y sus movimientos… Es lo más parecido a tenerlos dentro…
El segundo libro me cautivo en las primeras páginas. Fue el que me hizo descubrir una nueva pasión: La Lactancia Materna. Me maravilló conocer cómo funciona nuestro pecho, cómo se regula y se ajusta la producción de leche en función de la demanda del bebé y del estímulo que reciba el pecho de la madre. La forma en la que el autor explica cómo se lleva a cabo todo este proceso me hacía terminar cada capítulo ansiosa por saber más y más, así que devoré el libro en muy poco tiempo.
Paralelamente, una amiga me habló de un grupo de lactancia de WhastApp y me ofreció entrar en él para ir aprendiendo de las dudas y experiencias de otras madres. Enseguida acepté, pues me pareció algo muy enriquecedor de cara a mi inminente maternidad.
Al poco tiempo, dí a luz. Tuve un parto maravilloso y un inicio de la lactancia muy bonito. Pero las primeras grietas no tardaron en llegar. Grietas y malos consejos, como ponerse tu propia leche o lanolina en los pezones… Afortunadamente, acudí muy pronto a un grupo de apoyo donde me enseñaron a conseguir un buen agarre. ¡Qué gran alivio fue dejar de tener miedo a que llegara la siguiente toma! Sin embargo, el siguiente obstáculo ya estaba tomando forma dentro de mi pecho y yo sin saberlo: una mastitis subaguda. Seguí a raja tabla los malos consejos sin saber las consecuencias que traerían. Tardé unas cuantas semanas en saber qué me estaba pasando, ya que externamente no había nada que hiciera sospechar el dolor que sentía durante cada toma y peor aún, lo minutos posteriores a la toma. Después de mucho leer e investigar por fin pude ponerle nombre a lo que sentía. Me realicé un cultivo de leche y tomé probióticos. Diez días después los síntomas empezaron a menguar considerablemente y casi sin darme cuenta dejé de sentir dolor… Nuevamente, ¡un gran alivio!
Pero ahí no quedaría todo. También me tocó luchar con una sobreproducción de leche. Mis pechos producían mucho más que lo que mi hijo era capaz de tomar. Así que me tocó acudir de nuevo al grupo de apoyo para que la Asesora me indicara cómo actuar pues la situación se escapaba de mi control. Mi hijo tenía muchos gases y cacas verdes, no era capaz de vaciar mis pechos. La Asesora me dio las herramientas necesarias para controlar la producción y aproximadamente una semana después estaba disfrutando de mi lactancia. ¡Disfrutando de verdad! Era un sueño para mí poder llegar a ese punto así que disfrutaba de cada toma.
Pasar por éstos obstáculos, hacía que rondara por mi cabeza formarme como Asesora de Lactancia y ayudar a otras mamis… Aunque de alguna forma ya lo hacía pues aportaba mi experiencia y vivencias en el grupo de lactancia de WhatsApp, sin embargo, yo seguía ansiosa por aprender más y por seguir ayudando.
Llegó entonces mi segundo embarazo y una nueva ilusión: ¡La Lactancia en Tándem!
A medida que pasaban los meses iba aportando y ayudando cada día más a las mamis del grupo de WhastApp. De hecho, la Asesora del grupo me propuso asumir el rol de administradora porque ella empezaba a estar muy liada. Y casi sin darme cuenta, estaba atendiendo las consultas del grupo, basándome en mi experiencia y en todo lo que había aprendido de forma autodidacta.
Paralelamente, inicié mis estudios como Técnico en Educación Infantil. Asistía a clase con mi barriguita de más de 30 semanas que apenas me dejaba acercarme a la mesa.
Contra todo pronóstico continúe lactando todo el embarazo… A pesar de que estuve la segunda mitad del embarazo de «reposo relativo» no fue necesario hacer un destete. 24 horas después del parto iniciamos el tándem, primero por separado ya que mi hijo mayor necesitaba a mami y yo lo necesitaba a él… Nunca olvidaré su carita saboreando de nuevo el calostro con su mirada clavada en mí… 48 horas después, por fin pude darle a los dos a la vez. ¡Jamás olvidaré esa toma!
Durante el primer año del tándem, continúe con los estudios y atendiendo el grupo de WhatsApp a diario. El grupo crecía cada día, llegando a rondar, desde entonces, las 200 madres… ¡Qué gran aprendizaje!
Al año siguiente, además de continuar con los estudios de Educación Infantil, inicié mi formación como Asesora de Lactancia. Tenía mucha información en mi cabeza, pero ya era hora de titularme y por supuesto: ¡De aprender mucho más! En diciembre de 2018, conseguí mi titulación. Desde entonces, no he parado de asistir a charlas y ponencias de diferentes profesionales, expertos en Lactancia, para seguir ampliando mis conocimientos, para reciclarme continuamente y para poder seguir ayudando a otras madres.
A día de hoy, continuamos con la lactancia en tándem. Como mis hijos ya tienen 6 y 4 años, sé que el destete cada día está más cerca, pero me queda la satisfacción de haberles hecho «Un regalo para toda la vida«, a ellos dos, y también a mí.